UNIR LA DANZA PROFESIONAL
Para unir la danza profesional primero debemos tener conciencia de lo que somos. Personas que vivimos de y para la danza. Quienes no podríamos hacer otra cosa porque seríamos infelices e incompletos, además de estar convencidos que es lo queremos hacer.
Ella no es solamente parte de nuestra vida, ella es todo en nuestra vida. Vivir de la danza es poder sustentarnos dignamente con el trabajo realizado y, vivir para la danza es hacerlo con idoneidad en un continuo aprendizaje. Somos Danza, y a través de ella respiramos y existimos. Pero atención, el concepto de la danza, no su forma, su figura, o la parte superficial del esparcimiento, sino aquella, la espiritual, la profunda, la que sale de adentro, la que se comunica con Él y con el otro, de donde se sacan las fuerzas para servir y para compartir con los demás seres humanos, la que nos da la suficiente sensibilidad para tolerar, aprender, entender y perdonar a nuestro semejante.
Unir la danza, no es desunir formando sectas, camarillas de poder, o decenas de instituciones “de danza”, que generalmente buscan una especie de control sobre sus pares o, simplemente tratar de promoverse o sobresalir en lo que no han podido de otra manera.
Unir la danza profesional es unir sentimientos de humanidad y de servicio, no de alimentar egos e intereses mezquinos. Ella se unirá el día que cada uno de nosotros descubramos por qué y el para que de nuestra misión. Cuando concibamos que la danza no son apenas movimientos acoplados, uno detrás de otro, cualesquiera sean su carácter o condición, sino que es mucho más que eso. La de servir a la humanidad como don concedido al hombre para ser mejor.
La búsqueda constante de cada persona que eligió la danza como forma de vida, para hacer realidad este hecho impoluto para el que fue escogido, será el eje conductor que nos dará la unidad que anhelamos.
Rodolfo Solmoirago
Presidente de la Confederación Mundial de Profesionales de Danza – CIAD